El cuartel general de campaña de la diputada chiita Hanane Al-Fatlaoui, situado en una villa en el centro de Hilla, a una hora al sur de Bagdad, estuvo siempre lleno hasta que se estableció el silencio electoral, tres días antes de las elecciones legislativas del martes 11 de noviembre en Irak. Líderes tribales y personal médico, simpatizantes y familiares, acudieron para asegurarle su voto y el de sus familiares, y para expresarle, de paso, quejas.
Esta dermatóloga de 57 años, diputada en 2004, elogiada por sus partidarios por su franqueza pero criticada por su falta de acción por una nueva generación que busca el cambio, aspira a un sexto mandato.
Alguna vez aliada del ex primer ministro chiita Nouri Al-Maliki (2006-2014), unió fuerzas con su ex discípulo, el primer ministro Mohammed Chia Al-Soudani. Este último, llevado al poder en 2022 por el Marco de Coordinación, una coalición de partidos y milicias chiítas, cuando sólo tenía dos diputados en la Asamblea, unió fuerzas con pesos pesados políticos y figuras tribales para formar una coalición electoral, la Coalición para la Reconstrucción y el Desarrollo. Espera convertirla en la primera fuerza política chií, con más de 50 diputados, y así obtener un segundo mandato como primer ministro, puesto otorgado a la mayoría chií en el sistema de poder compartido de Irak.
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