Roma, 12 de diciembre. (Adnkronos) – “Europa e Italia permanecen firmemente al lado de Ucrania y su pueblo, con el objetivo de una paz justa y duradera, respetuosa del derecho internacional, la independencia, la soberanía, la integridad territorial y la seguridad de Ucrania”. Mientras seguimos discutiendo las diferentes hipótesis para detener la guerra en Ucrania, el presidente de la República, Sergio Mattarella, reitera cuáles deben ser los puntos esenciales para poner fin al conflicto. La ocasión es el tradicional encuentro en el Quirinal con el cuerpo diplomático acreditado en Italia para intercambiar sus saludos de fin de año. Estuvieron presentes 132 embajadores, los de la Federación Rusa y Bielorrusia estaban desaparecidos, como ha ocurrido en todas las ceremonias oficiales desde el ataque de Moscú a Kiev.
Y el jefe de Estado no renuncia a responsabilizar al Kremlin, rechazando cualquier hipótesis que pueda parecer una victoria de los agresores sobre los atacados. “Es el predominio del derecho, el respeto de las normas que la comunidad internacional se ha dado a sí misma, que evitan los conflictos, que favorecen la superación de las desigualdades. Pero esta perspectiva se disolvió repentinamente hace poco menos de cuatro años. Un protagonista de la comunidad internacional, la Federación de Rusia, lamentablemente ha optado por invertir este camino restableciendo, por la fuerza, la búsqueda ahistórica de zonas de influencia, la conquista territorial, la cruel arrogancia de las armas. El principio no puede ser hacer la guerra para hacer la paz: es paradójico que la paz evocada por quienes, haciendo la guerra, en realidad pretenden imponer sus propias condiciones, parece una locura.
“En un momento en el que el orden internacional que hemos conocido está tambaleándose”, Mattarella reafirma que la ONU representa “el intento más ambicioso en la historia de la humanidad de proporcionar un marco de reglas para las relaciones internacionales”. Sin duda, “un sistema diseñado en 1945 debe claramente adaptarse a la necesidad de reflejar las condiciones actuales de la comunidad internacional, de caracterizarse por una mayor representatividad y democracia, dando espacio efectivo a aquellas regiones del mundo que, hoy, no lo ven reconocido”.
Pero ¡ay!, “si los principales protagonistas del “viejo” orden internacional se proponen, con su comportamiento, dar vida a un “nuevo orden”, basado en la opresión por todos los medios, la violencia, la guerra, la conquista, la competencia entre los Estados por la monopolización de los recursos, intentando así perpetuar las desigualdades entre los pueblos. Por eso, subraya Mattarella, “debemos rechazar la hipótesis según la cual estos valores podrían ser los valores en torno a los cuales construir un “nuevo orden”. corolario del regreso de los “soldados de fortuna”, mercenarios llamados a hacer la guerra, por cuenta de terceros, en países lejanos, sin otra motivación que la arrogancia hacia los civiles y hacia los países menos estructurados para oponerse a ella, menos capaces de defenderse.
Y recordando que frente a los “importantes destellos” que se han abierto en Oriente Medio, “todavía queda mucho por hacer para consolidar el alto el fuego” y que los conflictos ucraniano e israelí-palestino no pueden hacernos olvidar los demás “que existen”, el Presidente de la República subraya que “para dar esperanza en el futuro de la humanidad, es necesario un esfuerzo colectivo renovado, que consiga garantizar que se salvaguarde la dignidad de los hombres y de los Estados, en un marco de convivencia pacífica y de respeto de la ley.” “. internacional. Un mundo con unos pocos predestinados sentados en un banquete y muchos más destinados a esperar unas migajas no es aceptable.
Y en este escenario internacional, el Jefe de Estado defiende y reivindica el papel de la Unión Europea, “una de las experiencias más exitosas de paz entre los pueblos y de democracia”, que “nació y se desarrolló en la búsqueda constante de la paz – repito – y de la libertad, garantizadas, en su propio ámbito, sobre la base de los Tratados libremente estipulados por los pueblos europeos, que derivan de ellos derechos y bienestar. No es sorprendente que sean impugnados por empresas internacionales que se desarrollan pretendiendo no estar sujetas a ninguna norma: esto No hay libertad sino arbitrariedad.” El que tiene oídos para oír, conviene decir: que oiga. (por Sergio Amici)