La agitación del panorama mediático en Europa y Estados Unidos, tras la aparición de las plataformas digitales, no podía dejar de cuestionar el lugar y el papel de los servicios audiovisuales públicos. Más recientemente, el auge de los movimientos populistas de derecha ha alimentado protestas contra estos servicios, considerados demasiado subordinados a la izquierda. Hoy en día, en muchos países, particularmente en el Reino Unido y Francia, la radiodifusión pública está amenazada y tendrá que adaptarse. Los próximos actos electorales constituirán un paso decisivo en la evolución y también en la supervivencia de esta importante herramienta de información ciudadana.
La BBC y la radiodifusión pública francesa en crisis
La BBC domina desde hace tiempo la escena audiovisual británica, a pesar de los ataques de Rupert Murdoch, que la criticó hace veinte años por haber ocupado un lugar demasiado importante en Internet desarrollando servicios digitales en competencia con el sector privado.
Hoy la situación del grupo público británico ha empeorado notablemente. Las constantes críticas al Partido Conservador y, en particular, al ex primer ministro Boris Johnson, que lo acusa de costar demasiado y de ser una guarida de izquierdas, se vieron reforzadas por un acontecimiento de tal gravedad que provocó la dimisión del director general de la BBC y del responsable de información del gigante audiovisual.
De hecho, un antiguo colaborador del grupo ha demostrado que la transmisión de una declaración de Donald Trump había sido manipulada de tal manera que le indujo a proferir amenazas que en realidad no había proferido. Esta falta de ética profesional contrasta con las continuas declaraciones de los responsables del grupo, que siempre se han presentado como modelos en materia de procesamiento de la información y han subrayado con razón el prestigio del BBC World Service visto o escuchado en todo el mundo.
Como era de esperar, Donald Trump se hizo cargo inmediatamente del asunto y planteó la posibilidad de demandar a la BBC y pedir mil millones de dólares en concepto de daños y perjuicios, petición aceptada por la poderosa extrema derecha británica. Esta crisis ha reabierto el debate en el Reino Unido sobre las misiones y el futuro de la BBC, algunos de los cuales exigen su privatización.
En Francia, el servicio público audiovisual está siendo atacado desde hace varios meses por los medios del grupo Bolloré. En septiembre pasado, CNews, JDD y Europe 1 participaron en lo que su “portavoz” Pascal Praud llamó una batalla cultural, utilizando un vídeo que mostraba a dos empleados del servicio público, Patrick Cohen y Thomas Legrand, discutiendo en un bar con dos empleados del PS. Como dijo Sibyle Veil, presidenta y directora ejecutiva de Radio France, a La Tribune el domingo a principios de octubre, CNews dedicó el 80% de su tiempo de transmisión a denunciar el servicio público en la semana en que Francia cambió de primer ministro.
Mientras tanto, a mediados de noviembre, Sibyle Veil y Delphine Ernotte, presidenta de France Télévisions, llevaron el caso ante el tribunal comercial por “desacato que constituye competencia desleal” y presentaron una denuncia contra los tres medios de comunicación del grupo Bolloré. Con esta decisión, que surge tras una carta dirigida a la Autoridad Reguladora de las Comunicaciones Audiovisuales y Digitales (Arcom), los dos dirigentes abrieron un debate sobre el que deberá pronunciarse la autoridad judicial.
Como en el caso de la BBC del otro lado de la Mancha, la extrema derecha francesa intervino y la Agrupación Nacional (RN) fue más allá al incluir en su programa la privatización del servicio audiovisual público que, como consecuencia, desaparecería por completo. Además, Éric Ciotti, aliado de RN, obtuvo la creación por parte de la Asamblea Nacional de una comisión de investigación sobre la “neutralidad, el funcionamiento y la financiación de la radiodifusión pública”. Los trabajos de esta comisión comenzaron el 25 de noviembre y tendrán una duración de seis meses y corren el riesgo de poner en duda el apoyo y la legitimidad de los servicios de radiodifusión.
📺France Télé, CNews… ¿los medios de comunicación siguen defendiendo la pluralidad de opiniones?
France Télévisions y Radio France están en el punto de mira de una comisión de investigación de la Asamblea Nacional. Por iniciativa del grupo UDR, el grupo de Eric Ciotti se unió al Rally Nacional,… pic.twitter.com/DWSp5roOMJ
— Senado Público (@publicsenat) 2 de diciembre de 2025
Este malestar político coincide, en Estados Unidos, con decisiones de la administración Trump, que eliminó los subsidios otorgados a la televisión pública PBS (así como a su equivalente radial, NPR), en un decreto firmado a principios de mayo. Pero los ataques y las controversias no deben ocultar el alcance de los cambios técnicos que se están produciendo en el sector audiovisual tanto en Europa como en América. Estos trastornos transformarán el funcionamiento de los canales tradicionales, tanto públicos como privados, y cambiarán profundamente los términos que definen un servicio audiovisual público.
De la televisión lineal a las plataformas
De hecho, cada vez está más claro que la revolución digital que lleva veinte años transformando la prensa escrita está cambiando la forma en la que se consumen los medios audiovisuales. Ahora una parte cada vez mayor del público está abandonando los canales tradicionales y mirándose hacia plataformas digitales, como Netflix o Disney, o hacia ese gigantesco proveedor de programas que es YouTube, filial de Google.
Esta evolución es particularmente marcada en Estados Unidos, donde, en 2024, sólo el 46% del público veía canales lineales, mientras que YouTube se convirtió en el medio publicitario televisivo más importante, mucho antes. redes. En Europa los datos son más favorables a las cadenas, pero también van a la baja. En el Reino Unido sólo el 62% sigue siendo fiel a la televisión tradicional, frente al 64% en Francia. Esta evolución es tanto más significativa cuanto que provoca un envejecimiento del público. La edad media de los espectadores de TF1 es de 59 años, la de France 2 es superior a 65 años, mientras que sólo el 14% de los menores de 25 años siguen viendo canales de televisión lineal.
En estas condiciones, el plan de RN de privatizar la radiodifusión pública parece muy poco realista. Como señala Nathalie Sonnac, especialista del sector audiovisual, en una reciente publicación en LinkedIn, los canales privados pierden cada año una fracción de sus ingresos publicitarios y de audiencia, lo que amenaza cada vez más su rentabilidad y hace que su futuro sea muy incierto.
Por tanto, la venta de France 2 o France 3 sólo podría interesar a unos pocos candidatos, pero tendría como consecuencia desestabilizar a los grupos privados TF1 y M6. Este razonamiento se aplica también a Radio Francia. La audiencia de radio está siguiendo la misma evolución que la audiencia de televisión. Está envejeciendo porque la mayoría de los oyentes tienen más de 60 años y recurren cada vez más a los podcasts, cuya economía está lejos de estar establecida.
La necesaria transformación del servicio público
Para sobrevivir y continuar cumpliendo su misión de brindar programas e información de calidad al público, el servicio público tendrá que sufrir cambios profundos. No puede abandonar de repente la fórmula de la televisión lineal que todavía siguen millones de espectadores.
Por otro lado, las emisoras públicas tendrán que invertir masivamente en la creación de plataformas de streaming, como ya están haciendo Arte y el apoyo multicanal de France Télévisions. También podemos recordar que la BBC había considerado, en diciembre de 2022, abandonar la fórmula del canal lineal, para convertirse exclusivamente en una plataforma de streaming en 2030.
Este cambio es necesario para retener o recuperar a los jóvenes inmersos en el mundo digital, pero conlleva muchos riesgos, especialmente en el ámbito de la información. Esto todavía funciona en gran medida gracias a las reuniones, la más importante de las cuales es la reunión de las 20.00 horas. noticias sobre France 2, que sin embargo es menos popular que TF1. Si el público avanza progresivamente hacia el uso bajo demanda, el servicio público se enfrenta a un doble desafío que consiste en seguir interesando al público cada vez menos aficionado a estos eventos y en resistir a la competencia de los numerosos sistemas de información que se desarrollan en Internet.
El servicio público audiovisual necesitará finalmente recursos financieros suficientes para implementar estos cambios, lo que implica un compromiso claro por parte de las autoridades públicas. Debemos esperar que las conclusiones de la comisión de investigación de la Asamblea Nacional nos permitan avanzar en esta cuestión esencial.