El departamento de Val-de-Marne cuenta ahora con lo que se considera el teleférico urbano más largo de Europa. La C1, operada por Transdev, cubre una línea de 4,5 kilómetros y sirve a los municipios de Valenton y Limeil-Brévannes antes de llegar a la terminal de Villeneuve-Saint-Georges. El objetivo de este proyecto es hacer accesibles zonas geográficas hasta ahora mal comunicadas por la red ferroviaria tradicional. Para los usuarios el tiempo de trayecto se reduce a tan sólo 18 minutos, frente a los 40 minutos anteriores en autobús. Este ahorro de 22 minutos por viaje representa una mejora significativa en la calidad de vida de los viajeros.
La infraestructura fue diseñada para maximizar la eficiencia y la accesibilidad, criterios esenciales para un servicio público urbano. Las 105 cabinas tienen capacidad para diez pasajeros y son adecuadas para el transporte de bicicletas, cochecitos y sillas de ruedas. Las cinco estaciones están en un nivel y están equipadas con videovigilancia y botones de llamada de emergencia. La fluidez está garantizada por una frecuencia óptima, con una cabina cada 22-30 segundos. El servicio está activo en una franja horaria amplia, de 5.30 a 23.30 horas. de lunes a viernes, y hasta las 00:30 horas los sábados y domingos. Las autoridades de Isla de Francia esperan un flujo de 11.000 pasajeros por día. Si estas proyecciones se hacen realidad, con un potencial de entre 4 y 4,5 millones de viajes anuales, el C1 se situaría entre los teleféricos urbanos más transitados del mundo. En comparación, el teleférico de Toulouse (Téléo) recibe alrededor de 6.000 viajeros durante la semana.
Una inversión de 138 millones de euros
El coste total del C1 se fijó en 138 millones de euros, aunque las estimaciones iniciales oscilaban entre 130 y 132 millones. Esta cantidad cubre todo el proyecto, desde las fases de estudio hasta el suministro de las cabinas, pasando por la construcción de las cinco estaciones y las torres. Esta financiación es íntegramente pública y se basa en una distribución tripartita entre los principales actores de la movilidad regional y nacional. La región Île-de-France cubrió el 49% de los costes, es decir, aproximadamente 67,6 millones de euros. El departamento de Val-de-Marne aportó el 30%, o aproximadamente 41,4 millones de euros, mientras que el Estado y la Unión Europea aportaron el 21% restante, o aproximadamente 29 millones de euros.
Sobre todo, Île-de-France Mobilités (IdFM) cubrirá todos los costes de funcionamiento y mantenimiento. La integración del C1 en la red Navigo es un factor clave para garantizar su adopción: los abonados pueden adquirirlo sin coste adicional y el billete unitario sigue el modelo del autobús o del tranvía (2 euros), es decir, un precio más ventajoso que un viaje en RER o metro (2,50 euros). Este precio global pretende afianzar rápidamente el teleférico en los hábitos de transporte locales.
El teleférico, 2 o 3 veces más barato que el tranvía
La principal justificación económica para la elección del teleférico reside en su competitividad frente a los modos de transporte tradicionales. El coste de 138 millones de euros de los 4,5 km de la C1 hay que ponerlo en perspectiva con las alternativas pesadas. Una ampliación de la línea 8 del metro en esta misma zona habría costado, por ejemplo, casi 100 millones de euros por kilómetro; Por lo tanto, el coste potencial total de conectar estas mismas zonas sin litoral habría superado fácilmente los 1.000 millones de euros. Los expertos estiman que el coste de un teleférico urbano es entre dos y tres veces menor que el de una línea de tranvía.
Las experiencias nacionales confirman esta realidad económica. El teleférico de Toulouse (Téléo, 3 km) costó 82,4 millones de euros y el teleférico de Brest (420 metros) representó una inversión de 13 millones de euros. Además, el beneficio económico se extiende a los costes operativos anuales. Para ejecutar una red similar en Luxemburgo se necesitan alrededor de 3,5 millones de euros al año para un teleférico urbano, frente a los 18-22 millones de un tranvía clásico. Esta aparente viabilidad económica posiciona claramente al C1 como la solución preferida para abrir áreas complejas.
Abre y ahorra tiempo
El desafío de C1 va más allá de la dimensión financiera; es fundamentalmente social y logístico. El territorio servido, a pesar de estar cerca de París (15 kilómetros), se vio fuertemente penalizado por importantes limitaciones geográficas. La presencia de una red ferroviaria (líneas de alta velocidad), un patio de clasificación y varias carreteras hizo que la ampliación de la red ferroviaria clásica fuera costosa o técnicamente impracticable. El teleférico ofrece una respuesta al sobrevolar estos obstáculos, sin requerir la costosa construcción de puentes ni modificaciones importantes en la infraestructura existente. De este modo, permite conectar barrios aislados directamente con la línea 8 del metro de París.
Para quienes viajan diariamente, ahorrar 22 minutos por viaje de ida y vuelta se traduce en un ahorro de aproximadamente 73 horas por año para un usuario típico. Este cambio modal (de autobús o automóvil a teleférico) es un factor clave en la reducción esperada de los atascos locales.
Imperativo medioambiental y cuestión de seguridad
El C1 forma parte de los objetivos de transición energética del territorio. Al funcionar con electricidad, su huella de carbono es particularmente favorable. Emite 10 gramos de gases de efecto invernadero por kilómetro y por pasajero. Este rendimiento supera significativamente a otros modos de transporte, como el tranvía (17 g), el metro (23 g), el autobús (76 g) y el coche particular (300 g). Su bajo impacto lo convierte en una herramienta importante para reducir las emisiones de carbono urbanas.
En términos de seguridad, criterio esencial para la aceptación pública de un nuevo modo de transporte, los datos son tranquilizadores. El servicio técnico del Ministerio de Transportes clasifica los teleféricos urbanos entre los medios de transporte más seguros del mundo, y es importante recordar que el último accidente mortal en Francia se remonta a 1999 y afectó a una instalación de montaña. Para garantizar la confianza de los usuarios, el Estado tomó la iniciativa de organizar ejercicios de evacuación a gran escala con los bomberos de París en noviembre de 2024, lo que permitió probar y validar los procedimientos de emergencia. Al mismo tiempo, la brigada regional de transporte pretende reforzar la vigilancia en este sector duplicando su personal de seguridad de 100 a 200 agentes.
Francia, tierra de creciente instalación de cables urbanos
C1 no es un primer intento, sino la culminación de una dinámica nacional progresista. Francia cuenta hoy con seis teleféricos urbanos, entre ellos los de Brest (2016), Toulouse (2022), Saint-Denis de La Réunion (2022) y Ajaccio (2025), además de instalaciones más orientadas al turismo (Grenoble y Toulon). El éxito de estos pioneros valida el modelo entre los tomadores de decisiones. En Toulouse, por ejemplo, la red Tisséo registró un aumento de asistencia del 6,7% en 2024, y Téléo registró más de 3 millones de validaciones en dos años. La instalación de Brest, aunque corta (420 metros), ya ha registrado 800.000 viajeros al año desde su apertura. El C1, con su ambiciosa previsión de 11.000 pasajeros diarios, es, por tanto, una inversión estratégica que se basa en experiencias sólidas y comparables para reducir eficazmente las brechas urbanas donde las limitaciones de coste o viabilidad del metro y el tranvía han impuesto hasta ahora una barrera.