Después de 509 partidos, el sábado 13 de diciembre finalizará el campeonato de fútbol más largo y caótico del mundo: la Liga Profesional de Fútbol Argentina. El partido decisivo se jugará a la 1 de la madrugada de Italia (entre sábado y domingo) entre Racing Club de Avellaneda y Estudiantes, que no conquistan el título nacional desde 2019 y 2010 respectivamente.
La liga argentina es desde hace tiempo la más importante de Sudamérica, pero varios escándalos y problemas están comprometiendo su imagen. Hoy, La Liga atraviesa una profunda crisis económica, que ha provocado una pérdida de competitividad entre sus equipos (muy superados, a nivel continental, por los de Brasil), y una gran confusión organizativa.
El aspecto que mejor describe este caso es la organización de La Liga. En los últimos 13 años, el campeonato ha cambiado de formato seis veces, a menudo con soluciones bastante extrañas. El último cambio se produjo hace un año, cuando se decidió restablecer la fórmula del doble torneo anual, que faltaba desde 2014.
De esta forma, La Liga otorga dos títulos diferentes durante el año natural. El primero es el del Torneo Apertura, disputado del 23 de enero al 1 de junio, el segundo es el del Torneo Clausura, que se adjudicará el sábado. Además, el número de participantes aumentó de 28 a 30 y el campeonato se dividió en dos grupos de 15 equipos: los 8 primeros de cada grupo participan luego en una fase de eliminación directa (los playoffs, esencialmente).
Acción del último partido entre Racing Club y Estudiantes (Rodrigo Valle/Getty Images)
Aún más complicado es el mecanismo que establece los dos descensos a final de año. Uno es el último de tabla anuales decir, el ranking que suma los puntos del Apertura y Clausura, mientras que el otro es el equipo con peores resultados inmediatoo el de peor promedio de puntos obtenido esta temporada y las dos anteriores.
Bajo estas reglas, Club Atlético San Martín y Godoy Cruz descendieron, mientras que el título del Apertura sorprendentemente fue para Platense, que nunca había ganado un trofeo nacional en toda su historia. El 20 de noviembre, al finalizar la fase regular del Torneo Clausura (es decir, antes del inicio de los octavos de final), la AFA, la Federación Argentina de Fútbol, sin previo aviso otorgó un tercer título nacional a Rosario Central como ganador del torneo. tabla anuales decir por haber sumado más puntos sumando los obtenidos durante los torneos de dos semestres.
La existencia de este trofeo fue descubierta por los aficionados argentinos cuando los jugadores de Rosario Central salieron de las oficinas de la federación con el trofeo, lo que naturalmente generó mucha polémica. El más fuerte fue el de Estudiantes, club presidido por Juan Sebastián Verón, exjugador de Sampdoria, Parma, Lazio e Inter. Luego de la entrega de trofeos, Rosario Central se enfrentó a Estudiantes, y este último fue el encargado de hacer el pasillo de honoruna especie de reverencia que se les da a los campeones nacionales cuando salen al campo. Los jugadores de Estudiantes estuvieron de espaldas durante el pasilloy por ello los 11 fueron descalificados para dos partidos. Verón recibió una sanción de seis meses y Santiago Núñez fue inhabilitado para llevar el brazalete de capitán durante tres meses.
Por tanto, la primera edición con el nuevo formato resultó ser un desastre desde varios puntos de vista. Conceder el título mediante eliminatorias significa que 14 de 30 equipos pasan alrededor de dos meses y medio sin jugar. Además, acabar primero u octavo en la clasificación no cambia mucho y resta un poco de competitividad a la primera parte de los dos campeonatos.
La final se juega en el campo neutral de Santiago del Estero, una ciudad de casi 300.000 habitantes en el norte de Argentina, generando otras situaciones paradójicas. En la final inaugural, por ejemplo, se enfrentaron Platense y Huracán, dos clubes cuyos estadios están a 20 kilómetros de distancia (ambos están ubicados en la región de Buenos Aires), pero se jugó a más de mil kilómetros de Buenos Aires y en una instalación con sólo 30.000 asientos.
Recientemente, el estadio de Santiago del Estero ha sido elegido muchas veces para albergar finales de torneos nacionales, gracias en particular a Pablo Toviggino, tesorero de la AFA y hombre de confianza del presidente Claudio Tapia (muy cercano a Gerardo Zamora, gobernador provincial de Santiago).
Jugadores del Platense antes de la final del Torneo Apertura disputada en Santiago del Estero (Joaquín Camiletti/Getty Images)
La final del Torneo Clausura entre Racing Club y Estudiantes aún se jugará en Santiago del Estero, en un ambiente aún más surrealista por otro escándalo reciente. El martes 9 de diciembre, policías allanaron las instalaciones de la AFA y de cuatro clubes, incluido el Racing Club, como parte de una investigación sobre fraude fiscal y lavado de dinero. Las autoridades sospechan que la federación y algunos clubes mantienen relaciones económicas ilícitas con Sur Finanzas, una empresa financiera fundada hace sólo cuatro años pero que ya se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de la AFA y de los clubes argentinos (actualmente patrocina a Banfield, Barracas Central y Racing Club).
Sur Finanzas se fundó como una empresa de criptomonedas y pagos online, pero según revelaciones del diario argentino clarina la mayoría de sus inversiones se realizarían a través de empresas fantasma. Se dice que los líderes de Sur Finanzas, en particular el director general Ariel Vallejo, tienen vínculos ambiguos con el presidente de la AFA, Tapia. Según documentos hechos públicos por la naciónTapia había recibido en 2023 una tarjeta de crédito de Sur Finanzas, la cual se mantuvo activa hasta el mes pasado. El diario también reveló que Tapia y Vallejo estaban trabajando en un acuerdo para emitir una tarjeta de crédito exclusiva de la AFA.
En esta temporada catastrófica para el fútbol argentino, que a nivel nacional ostenta títulos mundiales y continentales, hay al menos algunas buenas noticias. En julio, la AFA anunció la reapertura paulatina a los aficionados de los partidos fuera de casa, que habían sido completamente prohibidos en 2012 por motivos de orden público.