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Edoardo Sirignano
Lecciones de la Intifada. El riesgo, temido por Time, ya no es una simple advertencia sino una realidad. Por eso las instituciones, ante lo que se anticipa en estas columnas, no pueden demorarse más y deben arrojar luz sobre lo que podría resultar una propaganda peligrosa, entre otras cosas sin contrainterrogatorios. Así lo confirmó el ministro de Educación, Giuseppe Valditara, quien, sin dudarlo, refiriéndose a nuestra investigación, pide a los organismos competentes que inicien una inspección inmediata donde Francesca Albanese, en el marco del proyecto “Palestina Cuenta”, habría presentado posiciones un tanto cuestionables. “Leí en la prensa – escribe en una nota – que en algunas escuelas un orador, invitado en horario de clase para hablar sobre la actualidad, hizo declaraciones que, de ser probadas, podrían constituir un delito”.
Precisamente el 9 de diciembre denunciamos en estas columnas las “extrañas lecciones”, celebradas primero en Massa y luego en Pisa, durante las cuales se difundieron mensajes supuestamente que no tienen nada que ver con la actualidad y la historia. Todo esto antes de la famosa y escandalosa reunión de Pontedera, durante la cual el experto en derechos humanos, según anunció Matteo Bagnoli, representante de la FdI, incluso “acusó al gobierno Meloni de fascista, de complicidad en el genocidio, trató a Leonardo como a un criminal e incluso invitó a niños a ocupar las escuelas”. Se habría producido entonces otra conversación comprometedora, que tuvo lugar en Bassano del Grappa y fue bloqueada antes de continuar. Aquí, se nos dice en exclusiva, Albanese debía dar un discurso de dos horas. Sin embargo, cuando los tonos no coincidían con los de una presentación normal, un profesor intervenía y decía que no se politizara la lección. Por eso el jefe del departamento, en menos de sesenta minutos, lo habría bloqueado todo.
Algo, por tanto, que quienes tienen la tarea de supervisar no pueden ignorar: los inspectores en Pontedera y las solicitudes de aclaraciones a los directores de las escuelas afectadas. Martina Palumbo, jefa del departamento Mim, en una nota que tenía como tema “manifestaciones públicas y eventos en el seno de las instituciones”, ya había aclarado que cualquier iniciativa llevada a cabo en la cámara debe “tener como objetivo garantizar la comparación entre posiciones diferentes y pluralistas”. En la directiva, dirigida a todos los responsables, no hay ninguna referencia real al proyecto albanés, pero está claro que cuando hablamos de “iniciativas recientes que no parecían respetar las indicaciones dadas anteriormente”, nos referíamos también a las visitas del relator de la ONU.
Ni siquiera la Cámara de Montecitorio puede ignorar lo ocurrido. El diputado melóniano Alessandro Amorese plantea una pregunta sobre el “riesgo de adoctrinamiento ideológico”. Por eso no hay un simple debate entre las partes. La subsecretaria de Educación, Paola Frassinetti, subraya la importancia de animar a los alumnos a ocuparse por sí mismos. La Liga es aún más dura y, en un comunicado, subraya que “es inaceptable que se produzcan lecciones dirigidas contra el gobierno”.
Federico Mollicone, presidente de la Comisión de Cultura, destaca otro peligro: que los debates, a través del potente seminario web, vayan más allá de las aulas cubiertas por la encuesta Mim. Según él, el mensaje ya ha llegado a más de 11.000 internautas. Sin embargo, hay quienes aplauden el activismo de Valditara, como en el caso de Mariastella Gelmini de Noi Moderati o el líder del grupo Fi Maurizio Gasparri que dice “no a los escenarios para los monólogos Pro-Pal” y quienes, por el contrario, como en el caso del M5S, lo acusan de “propaganda, disfrazada de celo institucional”. El Partido Demócrata es aún más duro y habla, a través del diputado Arturo Scotto, de un “gobierno de purga”. Tampoco faltan las críticas de la habitual Red de Estudiantes Universitarios que denuncia “abuso de poder” o de la imprescindible Laura Boldrini que habla de “lógica del régimen”.