Descubierto en Inglaterra
Los primeros neandertales hicieron fuego hace 400.000 años
12/11/2025 – 11:08Tiempo de lectura: 2 minutos
Las huellas en un sitio en inglés muestran ahora cuánto conocimiento puede contener una chispa. Tienen varios cientos de miles de años.
Los hallazgos en una chimenea prehistórica en Barnham, Suffolk, Inglaterra, indican que los primeros humanos encendieron fuegos hace 400.000 años. El descubrimiento se considera el indicio más antiguo de que los primeros neandertales encendían fuegos activamente y no utilizaban únicamente fuentes naturales de brasas. Así lo informan los científicos del Museo Británico en la revista especializada “Nature”.
Según los investigadores, el lugar examinado muestra signos claros de actividad repetida de incendios. Los análisis de sedimentos (es decir, depósitos naturales de material sólido como arena, arcilla u otros residuos) revelaron temperaturas de hasta 750 grados centígrados, significativamente más altas que las brasas formadas naturalmente. Sin embargo, en el entorno del incendio no se encontraron rastros comparables de calor, lo que sugiere un uso específico.
Los investigadores también encontraron varias hachas dañadas por el calor y dos trozos de pirita de hierro. Este mineral es especialmente adecuado para provocar chispas con pedernal. Las investigaciones geológicas revelaron que la pirita es rara en la región. Probablemente fue introducido deliberadamente.
Los hallazgos indican que los primeros humanos de esa época ya tenían un conocimiento asombroso de los materiales. “La capacidad de crear y controlar el fuego fue un punto de inflexión crucial en la historia de la humanidad”, dijo Rob Davis del Museo Británico. El descubrimiento hace retroceder este avance tecnológico unos 350.000 años.
El encendido selectivo de incendios por parte de distintas especies humanas no sólo habría podido garantizar la supervivencia en regiones más frías, sino que también habría contribuido a un mejor uso de los alimentos y al desarrollo de estructuras sociales. Los investigadores incluso sospechan que influyó en el rápido crecimiento del cerebro de nuestros antepasados.