Hay un entrenador que no se ha perdido una temporada en casi una década y cada vez consigue hacerlo mejor. Sin embargo, hasta ahora ha sido inexplicablemente acosado por los grandes nombres, que se han centrado en los diversos Mottas, Chivus y compañía cuyos currículums son significativamente inferiores al suyo. Un ascenso increíble logrado por Vincenzo Italiano, que voló desde la Serie D a los 8 años para encantar a Europa. Gracias a sus brillantes ideas tácticas y a una personalidad inusual: cualidades que le convirtieron en uno de los mejores representantes de la nueva ola del banquillo, aunque poco glamuroso y resistente a las apariciones televisivas. Por eso no está muy de moda en los medios. Pero sobre el terreno no falta nada.
Después de una exitosa carrera como director con las camisetas de Verona, Génova, Chievo y Padua, Win-cenzo eligió ser entrenador y en la temporada 2017-18 llevó a Arzignano al triunfo en los playoffs de la Serie D. La primera obra maestra de una larga serie de éxitos: al año siguiente, de hecho, alcanzó el nivel profesional, llevando inmediatamente a Trapani al segundo lugar y ganando los playoffs en la categoría, logrando así el ascenso a la B. El siguiente campeonato se trasladó a Spezia, dirigió al triunfar en los playoffs contra el Frosinone, logrando el récord histórico de ser el primer entrenador en la historia del fútbol italiano en lograr 3 ascensos consecutivos en los playoffs de D a A.
En la élite, desbarató los pronósticos de las casas de apuestas que le predecían ser el primer despedido, logrando una brillante supervivencia como novato, complementada con éxitos ante el Nápoles y el Milán que le valieron una convocatoria de la Fiorentina, devuelta a Europa en el primer intento tras cinco años de ausencia en la Viola. Con los toscanos también ganó 3 finales (2 de la Conference League y 1 de la Copa de Italia) en 3 años. Las derrotas del último acto le valieron la etiqueta de gran perdedor de sus (pocos) detractores, borrada en pocos meses con su triunfo en la Copa de Italia al frente del Bolonia. De hecho, los Rossoblu llevaban 51 años sin ganar un trofeo. Muchas cosas.
Ahora queda Europa por reconquistar, intentar luchar en Liga por una plaza en la Champions e intentar llegar lo más lejos posible entre la Europa League y la Copa de Italia. En definitiva, lo mejor está por llegar para Italiano.
Y quién sabe si esta vez -incluso con un retraso culpable- un club de primer nivel no se dará cuenta del valor del técnico de Ribera. La sensación es que, cuando Conte abandone Nápoles, De Laurentiis (ya lo había pensado en 2021) llamará a su puerta. Suponiendo que nadie más haya pensado en ello mientras tanto.