Miedo en parques oscuros y pasos subterráneos sin luces, en lugares con grupos agresivos o solo en una gran ciudad: mucha gente lo sabe. Sin embargo, subjetivamente, los sueños aterradores se perciben de manera muy diferente. Visto a través de los ojos de los niños, este sentimiento se aplica a muchos más lugares que los descritos en el debate nacional sobre el “paisaje urbano”.
“Los niños temen los lugares donde se sienten inseguros, vigilados o a merced de los demás, independientemente de si allí existe realmente un peligro objetivo”, afirma Klaus Peter Lohest, presidente regional de la Asociación para la Protección de los Niños. Podrían ser caminos poco iluminados, parques infantiles abandonados, pasos subterráneos estrechos o lugares confusos.
Los adultos pueden ser el problema
Incluso los lugares donde los niños ya han sido objeto de burla, exclusión o amenaza pueden convertirse en espacios de miedo subjetivo. Esto también incluía guarderías o escuelas. “El factor decisivo es el sentimiento de impotencia y falta de control”, afirma el experto. Esto también incluía el acoso entre pares o por parte de educadores y directivos.
Las verdaderas amenazas para los niños surgen cuando hay falta de protección, supervisión y ayuda confiable. Esto podría suceder en rutas remotas a la escuela, en paradas de autobús, en parques o en línea en las redes sociales. “Estos lugares se vuelven peligrosos cuando adultos con intenciones problemáticas intentan específicamente conectarse allí o cuando los niños se enfrentan a violencia, intimidación o acoso sexual”, explica Lohest.
Tome en serio los miedos de los niños
Las conversaciones abiertas son la protección más importante. “Se debe tomar en serio a los niños cuando dicen que un lugar les da miedo”. Los padres, profesores, especialistas en educación, formadores y formadores podrían discutir con los niños qué les preocupa exactamente y cómo pueden protegerse.
Las inspecciones conjuntas, la formación en materia de seguridad y la presencia fiable de adultos cerca refuerzan la sensación de seguridad. Los adultos también tienen un papel importante a la hora de no asustar a los propios niños burlándose de ellos, mostrándolos o amenazándolos con castigos.
Una planificación urbana adaptada a los niños, una buena iluminación, rutas seguras a la escuela, lugares de encuentro social y personas de contacto presentes han creado seguridad real y percibida. Los niños deben ser incluidos en los procesos de planificación municipal. “Tú sabes mejor dónde te sientes seguro o inseguro”.
Escucha tus instintos
“Los niños pueden y deben escuchar sus instintos”. Si no se siente bien, debe abandonar el lugar, acudir a una persona conocida o pedir ayuda y pedir ayuda, por ejemplo en una tienda, en la parada de autobús o a los transeúntes. La Asociación para la Protección de la Infancia recomienda que padres, tutores, profesores y formadores debatan estrategias de emergencia: sin suscitar miedo, pero con opciones claras de acción.
“Durante mucho tiempo nos resistimos a describir la vida analógica como vida real, que contrasta con la vida aparentemente irreal en los mundos digitales”, dice Caja Stübenrath, secretaria de juventud del distrito de la DGB, sobre el debate sobre los espacios aterradores para los niños. “Las redes sociales son un lugar real”. Hace tiempo que forma parte de la “vida real” de muchos jóvenes, como la escuela, la empresa de formación o la universidad.
En las redes sociales, niños y jóvenes están expuestos a contenidos sin filtrar que incluyen violencia física y psicológica. Los jóvenes suelen describir estos lugares digitales como espacios de miedo, informa el sindicalista. Sería deseable una presencia más fuerte de actores democráticos, orientados a las soluciones y al bien común en las redes sociales; también en las columnas de comentarios para contrarrestar la influencia de la derecha y el odio hacia las plataformas.
Encuentra aliados
Pero la escuela, el trabajo, la escuela de formación profesional o la universidad también pueden ser lugares de miedo, informa Stübenrath. La presión para desempeñarse, el acoso, el comportamiento no académico y las experiencias de cibergrooming han tenido un fuerte impacto en las personas. Por eso debería haber más puntos de denuncia y asistencia social escolar. Incluso tu hogar puede ser un lugar de miedo.
Encontrar aliados y hacer las cosas públicas son pasos de miedo, subraya el secretario regional de juventud de la DGB. Esto también incluye denunciar contenido perturbador en las redes sociales.
La escuela como lugar de miedo por el acoso escolar y el estrés educativo
“Desafortunadamente, la escuela puede ser un lugar de amenaza, que puede deberse al acoso escolar o al estrés escolar”, afirma un portavoz del Consejo Estatal de Estudiantes (LSV) de Renania-Palatinado. Por eso es esencial que haya suficientes psicólogos escolares y trabajadores sociales escolares en el lugar para ayudar a los afectados.
Es esencial brindar seguridad a los estudiantes en tales situaciones. Los jóvenes deberían aprender que está bien tener miedo. Es necesario tomar en serio sus miedos en lugar de reírse de ellos. Por tanto, es importante que se cree un clima acogedor en la escuela, con espacio para la comunidad.
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