“Sería bueno ir a Kiev, ya hay un plan preparado pero es difícil de implementar”. Cuatro días después del encuentro con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky en Castelgandolfo, el Papa León reitera la misma intención de su predecesor Francisco, repite que las dificultades están relacionadas con aspectos de seguridad, pero añade un detalle que no es secundario: el Vaticano ya ha desarrollado la organización que le permitirá realizar la visita al país atormentado por casi cuatro años de guerra.
Prévost lo revela durante una audiencia privada. Ante él se encuentran representantes del mundo de la óptica y la optometría con motivo de Santa Lucía, protectora de la vista, y el Papa responde sin rehuir una pregunta concreta. Por otro lado, su voluntad ya había quedado clara durante la última de las tres reuniones que mantuvo con Zelensky, la del pasado martes en Castel Gandolfo tras la de mayo, la primera, en el marco de la misa de instalación, y la segunda durante el cara a cara del 9 de julio. “Eso espero, pero no sé cuándo, tenemos que ser realistas en estas cosas”, respondió al final a los periodistas, renovando su esperanza de que se hagan todos los esfuerzos para una “paz justa y duradera”. Se pidió el mismo esfuerzo a los diplomáticos italianos que celebraron su jubileo esta mañana, encabezados por el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani. Para “mantener y promover la paz verdadera – ésta es la invitación que dirige Leone – debéis ser hombres y mujeres de diálogo, sabiendo leer los signos de los tiempos según el código del humanismo cristiano que está en la base de la cultura italiana y europea”. Sin cansarnos de tejer el diálogo entre las partes y utilizar palabras de verdad frente a ofensas, mentiras, propaganda y hasta reveses. Porque “la auténtica misión diplomática” no es “el cálculo interesado en las ganancias partidistas o el equilibrio entre rivales que ocultan sus respectivas distancias”.
“Por tanto, comprometámonos con esperanza – instó Leone – a desarmar proclamas y discursos, cuidando no sólo de su belleza, sino sobre todo de su honestidad y prudencia. Quien sabe decir no necesita muchas palabras, sino sólo buenas: practiquemos el compartir palabras que hacen el bien, que construyen la comprensión, que reparan los males y perdonan las ofensas. Quien se cansa de hablar, se cansa de esperar la paz”. Antes de la audiencia con el Pontífice, se celebró el encuentro y la misa del Secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, el “jefe” de la diplomacia vaticana. Una oportunidad para intercambios en el contexto jubilar entre dos diplomacias que a menudo trabajan en paralelo o incluso lado a lado. Parolin habló de los escenarios más conflictivos como Ucrania y Tierra Santa “donde el dolor de poblaciones enteras se fusiona con la dramática historia de un conflicto que parece no encontrar tregua”. Aquí la comunidad internacional está llamada, subrayó, “a un compromiso doble y complementario: a la compasión hacia las víctimas y a la claridad para indicar posibles caminos de reconciliación, incluso cuando parezcan lejanos”.
Pero también en Ucrania, donde la prolongación del conflicto provoca “destrucción y desconfianza” y donde el silenciamiento de las armas parece un horizonte lejano, aunque cada vez más personas sienten su urgencia. “Hay un diálogo muy positivo con el cardenal Parolin – dijo Tajani -, hemos reiterado las excelentes relaciones entre Italia y la Ciudad del Vaticano. Son relaciones antiguas. Italia es un país cristiano, aunque hay secularismo en nuestras instituciones, sin embargo las relaciones con la Santa Sede son muy positivas y las hemos reiterado hoy, abordando en estas horas cuestiones que nos unen inextricablemente”.
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