Gianni Di Capoue
Por un lado, la necesidad de traer esperanza, por otro, el número de muertes que aumenta casi continuamente. Durante los días del Jubileo de los presos en Italia, se registró la muerte de otros cinco presos entre Lecce, Viterbo y Rebibbia. En las últimas horas, tras meses de agonía, falleció Francesco Valeriano. El hombre de 45 años, detenido el 15 de abril por actos de persecución contra su exmujer, fue golpeado en la prisión de Rebibbia. Valeriano murió tras meses en coma. La muerte, por sobredosis, de una mujer de 59 años también está ligada a la realidad de Rebibbia. Rebibbia, la prisión donde, el 26 de diciembre del año pasado, el Papa Francisco abrió una Puerta Santa especial para testimoniar la atención de la Iglesia hacia los presos.
Un signo de cercanía que desembocó en un acto jubilar, el último gran acontecimiento del Año Santo 2025, que tendrá lugar este fin de semana de mediados de diciembre. “La emergencia carcelaria, el hacinamiento, la falta de espacio, la falta de personal son un problema bastante crónico. Las prisiones están llenas y es difícil llevar a cabo actividades de integración”, dijo a LaPresse Don Raffaele Grimaldi, inspector general de los capellanes penitenciarios italianos. Don Grimaldi añadió que “la prisión no es realmente un lugar de esperanza, por muchas razones, por muchas situaciones vividas en su interior. Muchos presos experimentan desesperación. Hay señales de esperanza, a través del trabajo, la cultura y los estudios, pero no todos se ven afectados por estas realidades. Respecto a las muertes registradas en las cárceles, don Grimaldi subrayó que muchas veces “los suicidios son impredecibles”. “La mayoría de las veces – subrayó el inspector de los capellanes – quienes se suicidan no causan preocupación y la dirección se sorprende. Las personas que se suicidan suelen hacerlo antes de salir porque saben que tendrán dificultades fuera. Porque afuera son hombres sin esperanza, mientras que si la persona nos preocupa, le hacemos caso”.
Esperamos con impaciencia las palabras del Papa León albanés que se ha convertido”. Mientras tanto, el viernes, el Pontífice recibió en audiencia a los responsables y responsables de los servicios secretos italianos: “Es necesario garantizar que la información confidencial no se utilice para intimidar, manipular, chantajear, desacreditar el servicio de los políticos, periodistas u otros actores de la sociedad civil”. Prevost señaló: “En varios países, la Iglesia es víctima de los servicios de inteligencia que actúan con fines perversos oprimiendo su libertad.