Uno de los fenómenos psicológicos más comunes entre los adolescentes es el llamado “disociación“. Esto es temporal Desconexión entre pensamientos, emociones, cuerpo o entorno.que en realidad es solo una forma en la que el cerebro se protege del estrés o de emociones que considera excesivas.
La disociación puede estar vinculada a traumas, experiencias dolorosas o peligrosas que han dejado una herida profunda en la psique, pero muchas veces pasa desapercibida. No reconocer los signos de un adolescente disociado puede provocar un empeoramiento de su condición y de las relaciones que lo rodean.
¿Qué es la disociación?
La disociación se puede definir como un interruptor de seguridad en el cerebro. Cuando llegan emociones o recuerdos demasiado intensos, se crea una barrera protectora, se pone una distancia para escapar. Este mecanismo de defensa, sin embargo, es cada vez más común entre los adolescentes, hasta el punto de que estudios recientes, informados por The Independent, han demostrado que afecta a entre el 7 y el 11% de los estudiantes de secundaria, por lo que es tan común como los trastornos de ansiedad.
A todo el mundo le pueden ocurrir formas leves de disociación en momentos específicos del día, por ejemplo, cuando nos alejamos durante una discusión, pero para los adolescentes que han experimentado un trauma puede ser experimentado como más intenso y desestabilizador. Esto puede ocurrir no solo debido a eventos traumáticos experimentados directamente, como episodios de violencia o duelo, sino también al ver videos violentos o angustiosos, así como episodios de ciberacoso o abuso en línea.
Por tanto, la disociación ofrece alivio cuando las emociones se vuelven “inmanejables”, pero éstas, si son demasiado intensas, también pueden afectar situaciones sociales, de aprendizaje y de la vida diaria, incluidas las amistades o las relaciones románticas.
Qué hacer para evitar la disociación
Existen algunos consejos básicos que pueden ayudar a prevenir la disociación, un fenómeno que los psicólogos aún están estudiando. Cuando un padre o amigo detecta un comportamiento disociado en el otro, se le aconseja mantener la calma y ofrecer alguna forma de presencia física. Las actividades que pueden ayudar incluyen caminar, respirar lentamente o hacer algo que estimule sus sentidos, como sostener una bebida caliente.
Pero evidentemente, si las conductas disociadas se presentan de forma frecuente o grave, es recomendable contactar con un psicólogo, especialista o con tu médico de cabecera.