Ayer falleció Franco Vaccari, coleccionista de fotografías de identidad. Nacido en Módena en 1936, hijo de un artista (su padre era fotógrafo profesional), se licenció en física en el Politécnico de Milán, formación que tendría un impacto significativo en su investigación experimental. Vaccari inventó las “performances fotográficas”, exposiciones en tiempo real que presentó por primera vez en el Pabellón italiano de la Bienal de Venecia en 1972 (Exposición en tiempo real n.4. Deja una huella fotográfica en estas paredes). El artista instaló una cabina Photomatic, de esas que se encontraban por toda la ciudad en ese momento para tomar fotografías de carné, dejando un mensaje multilingüe invitando a cualquiera que pasara a tomarse un retrato. El trabajo final fue la recogida de todas las cintas fotográficas de los visitantes del pabellón.
Artista conceptual, filósofo y teórico de la fotografía, Franco Vaccari ha rediseñado los límites de la fotografía artística no sólo
mimesis y representación, sino como fragmento de una experiencia, huella de un acontecimiento. Sus imágenes fotográficas escapan a cualquier investigación estética: son la huella despersonalizada de una presencia. Entre los proyectos más conocidos, Photomatic d’Italia (’73-74), realizado con más de 700 cabinas selfie dispuestas alrededor del Bel Paese: el artista anunció la búsqueda de rostros para la realización de una película, invitando a los usuarios a representarse a sí mismos y dejar la tira de fotografías de identificación en una caja metálica colocada allí. De vez en cuando venía a observar la situación: refinado antropólogo de nuestra autorrepresentación, coleccionaba todas las cintas fotográficas. Teorizó, mucho antes del selfie, mucho antes de Instagram, la fotografía como medio para capturar la banalidad de un momento. Fue fundamental su ensayo La fotografía y el inconsciente tecnológico, cuya primera edición fue publicada en 1979 por Punto e Virgola, la editorial fundada
de Luigi Ghirri (que luego será reeditado por Einaudi): El propio Vaccari, que en el volumen teorizaba como autor el eclipse y la eliminación de la “tríada sagrada compuesta por el fotógrafo, la cámara y el sujeto”, quiso recordar que su libro había sido publicado algunos meses antes de la famosa La camera clair de Roland Barthes, que había hecho mucho ruido sobre el mismo tema.
Vaccari regresaría a Venecia en 1980 y 1993, seguido de publicaciones teóricas y exposiciones de la Trienal de Milán en el Museum Moderner.
Kunst en Viena, en el PS1 Contemporary Art Center de Nueva York hasta la última, organizada el año pasado, en el nuevo Museo Nacional de Fotografía MUNAF en Cinisello Balsamo, que recientemente adquirió cinco obras del artista.