Las serpientes suelen considerarse animales peligrosos y aterradores. De hecho, la mayoría de las especies de serpientes intentan evitar a los humanos tanto como sea posible. No son cazadores de humanos y no tienen tendencia a atacar a menos que se sientan amenazados. Hay una variedad de razones de comportamiento biológicas, ecológicas y naturales que hacen que muchas serpientes se sientan incómodas con los humanos.
1. Instinto natural para evitar el peligro
Instintivamente, las serpientes tienen un instinto de supervivencia muy fuerte. En la cadena alimentaria, no son depredadores superiores; muchos otros animales, incluidos los humanos, se consideran amenazas importantes. Por lo tanto, cuando las serpientes sienten la vibración de pasos, escuchan ruidos fuertes u huelen olores extraños, tienden a huir a un lugar más seguro. Esta reacción es una forma de mecanismo de defensa natural para no quedar atrapados en un conflicto que pueda perjudicarles.
2. Sensibilidad de las serpientes a las vibraciones y al olor del cuerpo humano.
A diferencia de otros animales, las serpientes no tienen oídos externos, pero son muy sensibles a las vibraciones del suelo y del aire. Cuando los humanos caminan o hablan, las vibraciones se sienten fuertes para las serpientes, lo que indica una amenaza potencial. Además, las serpientes tienen un órgano olfativo especial llamado órgano de Jacobson en el paladar que ayuda a detectar olores. El olor del sudor humano o de las sustancias químicas del perfume y el jabón pueden hacer que las serpientes se sientan incómodas y se alejen.
3. Diferencias en patrones de hábitat y actividad
La mayoría de tipos de serpientes a las que no les gusta la presencia de humanos viven en ambientes naturales como bosques, pantanos, campos o zonas rocosas. Cuando este hábitat comienza a verse perturbado debido a las actividades humanas, las serpientes suelen trasladarse a otros lugares para encontrar un lugar tranquilo. Necesitan un espacio tranquilo, húmedo y sin distracciones para poder cazar y esconderse de forma óptima. Se considera que las intensas actividades humanas amenazan el equilibrio de este hábitat.
4. Experiencia traumática o respuesta a una amenaza
Las serpientes no tienen recuerdos emocionales como los humanos, pero pueden formar comportamientos defensivos basados en la experiencia. Si una serpiente ha sido atacada previamente, arrojada piedras o molestada, estará más alerta al detectar la presencia de humanos alrededor de su zona de vivienda. Por tanto, cada nuevo encuentro se considera una amenaza potencial que debe evitarse.