El proceso Frédéric Péchier es un abogado general que, al hablar de las doce muertes de este caso extraordinario, se deja llevar por los sollozos. Éste es otro, muy aplaudido por las partes civiles, hasta el punto de tener que suspender la audiencia. Se trata de una acusación poderosa, precisa, implacable, articulada en dos días y pronunciada al cabo de tres meses de audiencias en las que el hombre definitivamente prevaleció sobre la tecnología.
En su preámbulo del jueves, Thérèse Brunisso ya había confiado cuán profundamente la había afectado el sufrimiento de las familias de los fallecidos, el de los supervivientes y el de quienes la cuidaron. Al finalizar su metódica presentación de los treinta envenenamientos, este viernes al mediodía, el magistrado lucha por canalizar su emoción cerrando esta “lista de horrores”, iniciada en 2008. “Henri Quenillet, de 73 años, fue la duodécima muerte…”. Las lágrimas brotan de repente. Una pausa, luego un susurro: “Ya conoces el resto de la historia. Éste es el comienzo del asunto Péchier”.